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Fomentando la unidad en el matrimonio

Entramos en la relación matrimonial pensando que la intensidad del amor que sentimos el uno hacia el otro es el más importante factor para predecir el éxito en un matrimonio. Pero si nos basamos en los hallazgos científicos e investigativos, somos capaces de predecir el divorcio en una relación al ver cómo la pareja maneja los conflictos que van apareciendo en la vida.

Yo propongo que las etapas del matrimonio pueden cubrirse en tres: comenzando, vomitando y madurando.
La etapa de los comienzos es emocionante pero está llena del “Yo”, nuestro lema es: Yo estoy completo, realizado, feliz. Luego nuestro enfoque se desplaza hacia los problemas y entramos en la segunda etapa del matrimonio, la que yo llamo, la etapa del vomito. Aquí es cuando nos concentramos en el otro: los defectos del otro, las debilidades del otro, las fallas del otro. De la etapa uno a la dos pueden pasar 1 día, 2 meses, un año y hasta muchos años, pero a todos nos llega. El destino de una relación matrimonial se basa en la capacidad de llegar a la siguiente fase.

Esta etapa crucial para la supervivencia no llega por sí misma, requiere de trabajo habilidoso e intencional que nos lleve a la etapa de madurez. Si la etapa del vomito llega cuando cambiamos nuestro enfoque de “mi felicidad” a las “debilidades del otro”, la madurez llega cuando movemos el centro de atención del “Yo”, y el “Tu” para llegar a la unidad de pensar en el “nosotros”
Esta es una lista de cinco cosas prácticas que te ayudaran a fomentar la unidad con tú conyugue:

Unir las manos. Tómense de las manos al caminar. Oren juntos tomados de las manos. Cuando estén en la intimidad, unan las manos. Mantener la unión física, nos ayuda a mantener la unión en general. Cuando extendemos una mano a nuestro conyugue en unidad afectamos la condición de todos en el hogar.

Abrir el corazón. Debemos fomentar la confianza y la amistad. Habla de lo que tienes dentro, de lo más intimo. Ten mucho cuidado como te comunicas cuando te encuentres en una discusión con tu conyugue. Cuando una pareja está en medio de un conflicto, la manera que ellos deciden interactuar determina si llegaran a la miseria o si aumentaran el nivel de intimidad. Los conflictos nos pueden revelar muchas cosas sobre nuestro conyugue que tal vez desconocíamos: sus deseos, sus temores, sus sueños, sus desafíos. El termómetro que debemos usar aquí es el respeto del uno hacia el otro.

Entrega Tu fuerza. El matrimonio requiere de trabajo duro. Entrega tu fibra a la relación. Da todo de ti. Muchos llegan al matrimonio con la idea de yo pongo el 50% y tu pones el otro 50% y esto solo crea conflictos y competencias. En el matrimonio somos uno cuando el “yo” y el “tu” se funden a través de las cuerdas del amor de Dios.

Encuentra tu voz. Escucha para entender. Te encontraras a ti mismo cuando te pongas los zapatos del otro. Vivimos en el mismo planeta, pero a veces sentimos como que si calculásemos la vida en longitudes de onda que circunvalan la una a la otra. si queremos fomentar la unidad, hay que decidir escuchar con la intención de entender y no solo para oír. Sabemos que tenemos un problema de sintonía cuando yo hablo una cosa y mi conyugue escucha otra cosa, cuando tomamos decisiones y luego mis acciones no están completamente en acuerdo con el convenio al que habíamos llegado. Esto trae confusión y conflicto.

Da tu tiempo: una hora diaria. El día de hoy. Asegúrate de estar “presente” siempre. Uno de nuestras herramientas es un libro que se titula “Un Minuto Con Dios”, este libro te recuerda que es una buena práctica el darle un tiempo diario a tu relación matrimonial, y que mejor manera de hacerlo que darle a Dios la oportunidad de hablarte. Este libro te hace concentrar en una pieza de tu relación matrimonial al día. Pero si tomamos el efecto compuesto que da ir paso por paso a través de la lectura del libro como un guía, al final hará una diferencia en tu vida con tu conyugue. El libro toma un pensamiento al tiempo y propone los cambios para que la verdad de Dios en ese asunto sea clara y luego le da una llamada de acción para que la palabra de Dios sea práctica, la verdadera sabiduría de acuerdo a Jesús esta en el oír y luego poner en práctica lo que se nos ha enseñado.

Una relación madura se concentra en el “nosotros” y solo mira al “yo” para decidir
que dar,
que defender
y en qué áreas trabajar.
Lo que podemos Dar: tiempo, cariñó, nutrición.
Lo que debemos Defender: la intimidad y la comunicación.
Lo que debemos Trabajar: la perseverancia, la oración, espíritu de servicio.

De esta manera no solo vivirán juntos sino unidos.
Escrito por Rebeca Knowles

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